Elaboradas por Conservas Catalina en Santoña, estas anchoas se obtienen de bocartes del Cantábrico capturados en campaña de primavera.
Tras limpiarlos, se salan y maduran doce meses en barricas, donde desarrollan su característico color ámbar y su carne firme.
Una vez afinados, los lomos se lavan, se desespinan y se colocan a mano en un estuche metálico; en lugar de aceite, se cubren con mantequilla clarificada, receta tradicional montañesa que protege el sabor y les aporta untuosidad láctea.
La lata contiene 12 filetes sedosos, ideales para untar sobre pan caliente, enriquecer purés de patata o realzar una salsa holandesa.