Pescado a caña en el Mar Cantábrico durante la costera de verano, el Bonito del Norte llega fresco a la pequeña conservera familiar de Santoña.
Los lomos se limpian a mano y se cuecen brevemente en agua de mar para fijar su carne blanca y jugosa.
Después se envasan en tarro de vidrio de 400 g ―230 g escurrido― y se cubren sólo con aceite de oliva suave, sin aditivos.
Durante varias semanas de reposo, el aceite se impregna de colágeno natural, aportando una textura sedosa y un sabor limpio, perfecto para ensaladas templadas, marmitako, empanadas o un bocadillo gourmet con pimientos asados.