Masa madre de trigo duro italiana, fermentada lentamente durante 24 horas, se enriquece con un 14 % de aceite de oliva virgen extra monocultivar, agua de manantial y una pizca de malta de cebada para dar color y aromas tostados.
Los bastones se modelan a mano uno a uno —de ahí sus formas irregulares—, se dejan reposar y se hornean a baja temperatura hasta lograr un dorado uniforme y un crujido ligero que no produce migas excesivas.
Su sabor, limpio y delicado, combina notas de pan recién hecho con un final afrutado de aceite verde. Acompaña embutidos, quesos frescos, cremas de verdura o simplemente disfruta de ellos como snack saludable.