Capturadas en las Rías Gallegas al final del verano, las sardinillas José Peña se seleccionan por su calibre 16-20 piezas y se llevan vivas a la fábrica de Cambados.
Allí se escaldan suavemente, se descabezan y evisceran a mano antes de colocarse en la lata formando un manto perfecto.
Se cubren con aceite de oliva refinado, que realza sus matices marinos y favorece la maduración de la carne durante varias semanas.
El resultado son bocados firmes, jugosos y de fina textura mantecosa, ideales sobre pan tostado con pimientos asados, en ensaladas templadas de legumbres o como aperitivo acompañado de un buen albariño.