Recolectadas a pulmón en los bancos de arena de las rías gallegas, estas navajas seleccionadas (4-8 piezas) se depuran en agua de mar durante 24 horas para eliminar cualquier resto de arena.
Después se escaldan brevemente al vapor, conservando su carne nacarada y firme, y se enlatan una a una de forma manual. Solo se añade un hilo de aceite de oliva suave que respeta su sabor yodado y aporta una textura sedosa.
Perfectas para disfrutar al natural con unas gotas de limón, sobre un tartar de aguacate o acompañando un arroz meloso de marisco.