Cosechadas a mano en los campos arcillosos de Cerignola (Puglia), estas alcachofas violetas se recolectan a primera hora de la mañana para preservar su frescura y antioxidantes naturales.
Los corazones se pelan uno a uno, se escaldan brevemente en agua y vinagre y se aromatizan con ajo, menta silvestre y granos de pimienta.
Finalmente, se cubren con aceite de oliva extra virgen de la propia finca Fratepietro, que sella su textura tierna y un sabor delicadamente herbáceo.
Disfrútalas en antipasti, sobre una focaccia caliente, en ensaladas de cereales o como guarnición de carnes a la brasa.