Capturadas en las frías aguas del Cantábrico durante la costera de primavera, estas anchoas Lavín se someten a una salazón lenta de más de 10 meses en barricas de madera.
El largo afinado concentra sus jugos y elimina el exceso de sal, logrando un equilibrio perfecto entre yodados y matices dulces.
Una vez lavadas, cada lomo se filetea a mano y se dispone en lata, únicamente con aceite de oliva refinado y un toque de sal marina que potencia su textura mantecosa.
La presentación de 12 filetes es ideal para tapas, ensaladillas o pizarras de queso.