Recolectadas a mano por mariscadores en las rías gallegas, las zamburiñas se depuran en agua de mar para garantizar una pureza absoluta antes de llegar a la conservera José Peña.
Allí se escaldan brevemente al vapor y se enlatan sin aditivos, únicamente en su propio jugo natural, lo que preserva su sabor dulce yodado y una textura carnosa que recuerda a la vieira.
Tras un corto reposo, el bivalvo adquiere matices de alga nori y nuez fresca.
Disfrútalas templadas con unas gotas de lima, salteadas con espaguetis a la vongole o sobre un arroz meloso de marisco.